Nos sumamos a la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado y al papa para hacer de la nuestra una escuela que acoge, protege, promueve e integra.
El domingo 27 de septiembre se ha celebrado la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2020, con el lema “Como Jesucristo, obligados a huir”, y con la vista puesta de manera especial en los desplazados internos. En palabras del Papa Francisco, “estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo (…), que nos interpela”.
En su mensaje para esta Jornada Mundial, el Papa nos recuerda que para vivir según el Evangelio es necesaria la acción: no podemos quedarnos parados ante la injusticia. Debemos ser iglesia en salida. Por eso nos propone una serie de verbos con los que responder a esta situación: acoger, proteger, promover, integrar. Y, con ellos, otras seis parejas de verbos/acciones que nos sirven de guía: conocer para comprender, hacerse prójimo para servir, escuchar para reconciliarse, compartir para crecer, involucrar para promover y colaborar para construir. Ir al encuentro del otro, en definitiva. En este caso, de aquellos que se encuentran en situación de exclusión por haberse visto obligados a salir de sus hogares y migrar.
La juventud “pobre y abandonada”, que da sentido al carisma corazonista, sigue teniendo rostro en la España del siglo XXI. Lo tiene en los jóvenes para los que el sistema educativo no ha sido respuesta y ahora tienen las puertas formativas y laborales cerradas; en los jóvenes cuyas circunstancias familiares han hecho que pasen su infancia tutelados por la Administración y ahora están obligados a mantenerse solos desde los 18 años; y lo tiene en los jóvenes migrantes y refugiados que llegan solos a nuestras ciudades sin red de apoyo, sin conocer el idioma y con un laberinto legal por delante.
La escuela corazonista intenta dar respuesta a estas realidades desde la educación formal. Pero también son necesarias estructuras de atención social flexibles e innovadoras, centradas en elementos como la acogida residencial, la orientación e inserción sociolaboral, el aprendizaje del idioma… y sobre todo el acompañamiento personalizado e integral para apoyar a estos jóvenes en la construcción de sus proyectos de vida. Respuestas que en la red eclesial “Migrantes con derechos” de la que formamos parte se van adaptando a las necesidades en forma de diversos modelos de acogida desde la atención en emergencia y primera acogida, hasta la inserción y el acompañamiento hasta la completa autonomía.
Es el reto de la Red Corazonista de Acogida e Inserción de jóvenes en situación de vulnerabilidad, dentro de la Obra Social de Fundación Corazonistas. Una red formada por 3 proyectos, que ya cumplen 10 años, y que ofrecen un acompañamiento individualizado, integral y prolongado en el tiempo a jóvenes de entre 18 y 25 años que se encuentran en situación de desamparo. El objetivo es conseguir que puedan construir sus proyectos vitales a través de su plena incorporación social. Y desde ahí, soñamos con una red de pisos de acogida, de recursos de inserción laboral, de programas de segunda oportunidad educativa… Como hoy son los hogares Coindre Etxea (Vitoria) y Griñón (Madrid), y la empresa de inserción HISPALED… y sueña con crecer y seguir construyendo modelos de acogida comunitaria. Una red animada por las comunidades de seglares y religiosos de cada colegio, e implicando en el día a día a profesionales y voluntarios de la familia corazonista. En palabras de José Laguna, personas “configuradas samaritanamente”, que reconocen en el forastero el rostro de Cristo y, como tal, le acogen, le visten, le dan de comer.
Desde nuestra pequeñez, nos sumamos a esta Jornada Mundial por las personas migrantes y refugiadas. Además, como organización de Iglesia, compartimos con la red Migrantes con Derechos sus cuatro principios integradores: poner a la persona en el centro; las personas migrantes no son ajenos sino hermanos; la justicia y los derechos humanos son el punto de partida; y la implicación comunitaria es esencial para la acción de acogida. Seamos pues iglesia que acoge, escuela que acoge, comunidad que acoge.