

Las obras de misericordia: lecciones de humanidad
El tiempo de cuaresma nos propone pararnos, mirar dentro de nosotros y a nuestro alrededor, reconocer la fragilidad propia y la que nos rodea y levantar la mirada a Dios para ponernos en sus manos. Es el camino que nos prepara para acompañar a Jesús en su camino hacia la cruz para resucitar con él. Es el camino hacia la Pascua del Señor
Este año os proponemos vivir este camino de cuaresma bajo la inspiración del lema de nuestra acción social: “Eres humano… y nada de lo humano te es ajeno”.
Formamos parte de una sociedad que vive vertiginosamente cada vez más de espaldas al otro, que ve pero no mira, que oye pero no escucha. En un mundo que banaliza el sufrimiento, el mensaje humanizador del evangelio nos propone ahondar en nuestra esencia humana para encontrarnos con nosotros mismos, con el otro y con Dios. Pertenecer a la humanidad significa unirnos, vincularnos… a través del amor.
Y qué mejor forma de entender el significado de “ser humano” que recurrir al capítulo 25 de San Mateo. De él brotan las obras de misericordia espirituales y corporales, verdaderas lecciones de humanidad y justicia con las que vivir este camino de cuaresma.

