CORAZONISTAS, una escuela en salida

Jornadas Mundial del Migrante y del Refugiado 2020

“Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos” (Mensaje del Papa)

Jornadas Mundial del Migrante y del Refugiado 2020

Este es el mensaje que nos hace llegar el Papa Francisco con motivo de la celebración del día del migrante el próximo domingo 27 de septiembre. ¿Por qué me apetece escribir este comentario y haceros llegar, de este modo, su mensaje? Porque desde hace algún tiempo la Provincia va dando pasos en la formación de una Red Corazonista de acogida e inserción de jóvenes en situación de vulnerabilidad no acompañados. Es todavía una realidad muy sencilla que, sin embargo, tiene ya 10 años de vida, momento en el que se pusieron en marcha las 3 experiencias que la conforman (como habréis podido leer en las Informaciones, folleto CARISMA, etc)

  • La casa de acogida de jóvenes inmigrantes “Coindre Etxea”, de Vitoria.
  • El hogar de acogida familiar en Griñón (Madrid)
  • La empresa de inserción socio-laboral Hispaled de Madrid.

Recientemente, Fundación Corazonistas ha creado una nueva Área denominada Obra social, que se hará cargo del seguimiento, apoyo y crecimiento de esta red abriendo nuevas casas de acogida que sean respuesta a la urgente llamada de los nuevos jóvenes pobres y sin esperanza en nuestras calles y ciudades. Casas-hogar-taller que hagan frente al reto pastoral que nos señala el Papa con cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados, inmigrantes y extranjeros que huyen de sus lugares de origen en busca de una vida digna. “Estamos llamados a reconocer en sus rostros el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado que nos interpela. Si lo reconocemos seremos nosotros los que le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido” (Papa Francisco)
Este curso celebraremos el Bicentenario de Fundación de un Instituto que tiene su origen en una mirada que cambió el curso de la vida de un hombre. Los ojos de Coindre, iluminados por la fe, reconocieron en los rostros de los niños de Saint-Nizier y de los jóvenes de la prisión de St-Joseph el rostro de Cristo sufriente, abandonado y crucificado. Es una mirada de compasión samaritana que no se queda en el puro lamento o análisis, sino que actúa con los medios que tiene, desencadenando procesos de acogida que van involucrando a otras personas que comparten la misma fe o, al menos, el mismo amor por el pobre. Es una mirada contagiosa que fue capaz de ganar el corazón de personas como el H. Javier, Borja, Francisco y Pablo, los primeros hermanos. Y que ha seguido seduciendo a miles de hermanos, y hoy día seglares, que sienten el mismo empuje compasivo del buen samaritano: “haz tú lo mismo”.
La celebración del Bicentenario es un regalo que Dios nos hace para recuperar el tesoro más grande que tenemos: los niños, adolescentes y jóvenes que vienen a nuestros colegios en busca de buenos maestros, educadores, acompañantes y catequistas. Que necesitan acogida y protección, promoción personal e integración en un mundo que tendrán que transformar. Que buscan luz, esperanza, sentido, razones para vivir, motivos para esperar. Esta es nuestra mayor riqueza si somos capaces de reconocer el rostro de Cristo joven en ellos, a quien tenemos que acoger, amar y servir.
Pero el “más” de Cristo y su evangelio, aun reconociendo el excelente trabajo que podamos hacer en nuestra actividad escolar cotidiana, en estos momentos de euforia colectiva e institucional nos sugiere al oído: “pero también tengo otras ovejas”, otros hijos que no tienen maestros, educadores, acompañantes; que vagan (o vaguean) por las calles de vuestras ciudades, sin esperanza, sin papeles, sin hogar, sin futuro. Conozco vuestros orígenes, el impulso compasivo que puso en marcha esta aventura en la historia y la fuerza carismática que recorre vuestro ADN como discípulos de Coindre. Creo que el desarrollo de esta red de acogida tiene que ser un fruto y un compromiso de toda la Provincia tras la celebración del Bicentenario. Pero el “más” de Cristo y su evangelio, aun reconociendo el excelente trabajo que podamos hacer en nuestra actividad escolar cotidiana, en estos momentos de euforia colectiva e institucional nos sugiere al oído: “pero también tengo otras ovejas”, otros hijos que no tienen maestros, educadores, acompañantes; que vagan (o vaguean) por las calles de vuestras ciudades, sin esperanza, sin papeles, sin hogar, sin futuro. Conozco vuestros orígenes, el impulso compasivo que puso en marcha esta aventura en la historia y la fuerza carismática que recorre vuestro ADN como discípulos de Coindre. Creo que el desarrollo de esta red de acogida tiene que ser un fruto y un compromiso de toda la Provincia tras la celebración del Bicentenario.
El Papa nos propone, para ese día, seis parejas de verbos que se corresponden a acciones muy concretas:

  1. Conocer para comprender: sólo si vamos encontrándonos con estos jóvenes podremos conocerlos mejor y llegar a comprender sus historias de dolor y esperanza. Acercarnos a ellos, interesarnos por ellos, cruzar el puente que nos separa de ellos.
  2. Hacerse prójimo para servir. Los miedos y prejuicios nos impiden acercarnos, acortar las distancias. Hacerse prójimo es hacerse cercano en su necesidad para servir. ¿Te has planteado alguna vez ofrecerte para un servicio de voluntariado a estos niños y jóvenes del colegio, de la obra social, de la parroquia…?
  3. Escuchar para reconciliarse. La escucha humilde, activa y atenta de los hermanos, de los jóvenes, de los compañeros de misión, de los acontecimientos… nos posibilitará empatizar y conectar con la riqueza personal de cada uno. Es el punto de partida de todo camino de reconciliación.
  4. Compartir para crecer: esta pandemia nos está recordando que, o nos salvamos juntos o “sálvese quien pueda”. Compartir es vivir con menos para que otros, sencillamente, puedan vivir.
  5. Involucrar para promover: solos no podemos, necesitamos de los jóvenes y de los mismos destinatarios de nuestra misión. Si nos ocupamos de los pobres estos se ocuparán de los más pobres. Si involucramos a los alumnos y los hacemos protagonistas de su aprendizaje, serán correa de transmisión.
  6. Colaborar para construir: todos somos necesarios, por eso todos estamos convocados. Unos enseñando, otros visitando, otros acompañando al médico, otros organizando la casa… La red

Te invito a que elijas la pareja de verbos que más necesitas o que formes tu propia pareja juntando aquellos que más eco producen en ti. Y llévala contigo durante el día, durante la semana, compártela con tus alumnos, hermanos, coméntala, dale vida.
Aquí puedes encontrar el mensaje completo del Papa

Jornadas Mundial del Migrante y del Refugiado 2020