El hermano superior provincial de Haiti, Hermano Jean-Élithère Luxama, envía esta carta de agradecimiento a todos los que formamos parte de la familia corazonista.
“El seísmo del pasado 12 de enero parecía apagar bruscamente la esperanza, los anhelos de todo un pueblo. El futuro aparecía sombrío. Gritos de dolor, de terror, de angustia, hendían el espacio por todas partes. En medio de una catástrofe de tal magnitud, el nombre de Jesús ha tenido su lugar destacado.”
Querido Hermano José Ignacio Carmona, S.C., Superior general del Instituto de Hermanos del Sagrado Corazón,
Queridos Hermanos consejeros generales,
Queridos Hermanos superiores provinciales,
Queridos Hermanos consejeros provinciales,
Queridos Hermanos del Instituto de Hermanos del Sagrado Corazón,
Queridos padres de alumnos/as, alumnos/as, colaboradores/as y amigos/as de la congregación de Hermanos del Sagrado Corazón,
El seísmo del pasado 12 de enero parecía apagar bruscamente la esperanza, los anhelos de todo un pueblo. El futuro aparecía sombrío. Gritos de dolor, de terror, de angustia, hendían el espacio por todas partes. En medio de una catástrofe de tal magnitud, el nombre de Jesús ha tenido su lugar destacado.
En ese marasmo de sufrimiento, hombres y mujeres armados de valor se pusieron manos a la obra tratando de salvar, con escasos medios y arriesgando sus vidas, a las víctimas sepultadas bajo los escombros. Después vinieron a ayudarnos amigos de la comunidad internacional llegados de todas partes.
Nosotros, los Hermanos del Sagrado Corazón de Haití, gracias a la gran familia de los Hermanos del Sagrado Corazón de todo el mundo, nos hemos sentido reconfortados. Su oración, sus mensajes de ánimo y su significativa ayuda material nos han servido de gran ayuda en estos momentos tan trágicos. Quiero aprovechar estas pocas líneas para reiterar mi agradecimiento más profundo, en nombre de la provincia de Haití, a cada uno de ustedes por su solidaridad. En todas las entidades del Instituto, padres de alumnos/as, alumnos/as, colaboradores/as, amigos/as y otras almas generosas se han unido y solidarizado con nosotros. Gracias a todos/as por su generosidad. Esta actitud refleja bien la exhortación del apóstol Pablo cuando afirma que aquellos y aquellas que han sido bautizados en el único Espíritu, forman un solo cuerpo. Entre los miembros de ese cuerpo la unión es tan íntima, dice el apóstol, que si se honra a un miembro, todos participan de su alegría y si un miembro sufre, todos los miembros participan de su sufrimiento.
La provincia de los Hermanos del Sagrado Corazón de Haití se siente conmovida. Las pérdidas ascienden a más de ocho millones de dólares ($8 000 000,00 US). La generosidad del Instituto nos permite recaudar unos setecientos mil dólares aproximadamente ($700 000,00 US). Esperamos hacer buen uso de ellos con vistas a conseguir que la provincia de Haití se recupere poco a poco.
La vida en Puerto Príncipe recupera su ritmo tímidamente. Pero el sufrimiento sigue ahí. Cerca de un millón trescientas mil (1 300 000) personas sin hogar duermen aún en albergues improvisados. Más de quinientas mil (500 000) casas destruidas. Más de doscientas mil (200 000) casas resquebrajadas. En medio de todo esto, las actividades escolares se reemprenden parcialmente. Nuestras escuelas destruidas funcionan en cobertizos. Esas construcciones provisionales nos las proporciona el Ministerio de Educación Nacional con ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este repunte es el seguro de que habrá un porvenir, de que se podrá superar la prueba.
Que el Sagrado Corazón nos conserve la esperanza a fin de poder superar estos días de zozobra con confianza, a ejemplo de María, la humilde esclava. ¡Que él nos conceda la gracia necesaria para continuar nuestra misión con los más pobres a pesar de las dificultades!
Hermano Jean Elithère LUXAMA, S.C.
Superior Provincial
Puerto Príncipe, 26 de mayo de 2010